Hace ya unos cuantos años, en mi familia sentimos la necesidad de acudir al acompañamiento profesional para ayudar a nuestro hijo a relacionarse con ciertos miedos. Consideramos oportuno buscar los servicios de alguien que, por un lado, no ignorara la dimensión físico/corporal del proceso que el niño estaba viviendo; y, por otro lado, que esa persona tuviera una visión ampliada a la dinámica familiar en la que esos miedos se presentaban.
Es así como llegamos a Einat.
Los resultados alentadores de su trabajo aparecieron muy pronto. No sólo en el plano de los síntomas que nuestro hijo dejó de experimentar sino, sobre todo, en el ámbito de la comunicación entre todos los miembros de la familia.
La aportación de Einat fue sumamente valiosa por -entre otras cosas- lo que introdujo de transparencia y responsabilización entre nosotros.
Al niño, concretamente, le permitió reconocer el gran poder interior que atesoraba y la conveniencia de ponerlo al servicio de su propio bienestar.
Tras aquella experiencia, en varias ocasiones he recomendado sin dudar el trabajo de Einat a personas de mi entorno. Sé que se ocupará de sus pacientes con una equilibrada mezcla de profesionalidad, sensibilidad y afecto.